MUSEOS DE LA SEDA / SILK MUSEUMS

especialistas universitarios de las diferentes ramas del saber (Historia, Artes, Educación, Estética, Diseño, Ingenierías, Turismo, Economía, Derecho, incluso Medicina y Farmacia). Son estos profesionales quienes deben asesorar y afianzar las iniciativas que se vayan tomando. Generar un Plan de Acción supone estudiar detalladamente todos los factores implicados, contando con las personas adecuadas, formando equipos ágiles y resolutivos, como es el caso del Comité Científico creado y ratificado desde el propio Gremi de Velluters. Para redactar este plan hay que ser coherentes, diseñando un escenario colaborativo y funcional. Cantaba Raimon “Qui perd els orígens perd la identitat”. Y es cierto, nuestros orígenes vienen de lejos, nos han hecho como somos, nos han construido y modelado, por eso no podemos permitirnos la insensatez de obviarlos, ni tampoco olvidarlos, ni mucho menos esconderlos. Hay que visibilizar la tradición, al mismo tiempo que se tienen en cuenta la necesidad de innovar. La mejor innovación es fruto del respeto y la memoria. El Museo de la Seda puede ser un museo educador para todos los públicos, sensible a las necesidades de cada sector, unmuseo implicado con su entorno (Huerta y Alonso-Sanz, 2017). Es bueno escuchar las voces de quienes nos visitan, y por ello vale la pena luchar por un museo participativo, inclusivo, abierto a las ideas, realista y posible, que conozca sus posibilidades, que toque con los pies en el suelo, que disfrute y celebre sus características y peculiaridades. Aquí no hay territorio para las fantasías, sino una posibilidad de acciones que nos van a permitir volar alto, desde el espíritu de servicio público que puede y debe definir a una institución como esta. Mirar al futuro supone mirar desde aquí, pero observando siempre lo que está ocurriendo afuera. En el marco de una sociedad de servicios como la nuestra, los museos, así como en general las entidades destinadas a la conservación y difusión del patrimonio, se transforman en realidades con una clara dimensión social, educativa y económica (Huerta, 2018a). En los países del sur de Europa, el patrimonio y la cultura se están convirtiendo en los ejes de la economía. Se da la paradoja de que la generación mejor preparada y formada, la que encarnan los más jóvenes que han terminado sus careras universitarias, no tiene posibilidades de adquirir experiencia práctica, ya que escasean los puestos de trabajo a los que podrían optar, lo cual perjudica a la evolución positiva de la difusión del patrimonio. Se necesita savia nueva para llevar adelante formas innovadoras de compartir la cultura, teniendo en cuenta que estamos hablando de las generaciones que nacieron con Internet. Los museos no pueden quedarse anquilosados (Huerta, 2018c). Debemos crear nuevas formas de compartir la cultura, que pasan por una presencia fuerte en Internet. Resultará muy adecuado escuchar las propuestas que lleguen, teniendo en cuenta las necesidades de los públicos potenciales, especialmente de losmás jóvenes. En tanto que profesor universitario, cada nuevo curso aprendo muchísimo de mi alumnado. Estoy pendiente de lo que me transmiten y atento a lo que me dicen. Por ello me entusiasmo de forma continua, y por eso me contamino constantemente de las ideas nuevas. Las “buenas prácticas” deben nutrirse del respeto a la tradición, de la memoria colectiva, y del deseo de innovar para mejorar nuestra existencia (Huerta, 2009b). Ello es posible si se combinan las voces de la experiencia y las voces jóvenes, desde la ilusión y desde la experimentación constante. 38

RkJQdWJsaXNoZXIy NTQ2OTk=