MUSEOS DE LA SEDA / SILK MUSEUMS

características principales, su misión, sus problemas, los resultados de la investigación en el sector. Y como conclusión, a su modo de ver, sería importante producir un documento común de resultados. Entre otras cosas, según Nardi, la ruta de la seda fue una herramienta muy poderosa para la circulación de las ideas, el intercambio cultural, el diálogo, para descubrir en definitiva la diversidad humana. En mis palabras en ese mismo acto de apertura también insistí en lo mismo tal y como se hizo eco la profesora Pilar Viviente en una reseña del congreso que publicó el mes después de la celebración del mismo: Silk is a multicultural vehicle since it has been in hands of different religions and cultures. Therefore, we can say that silk is essentially a symbol of cultural and religious diversity (Viviente, 2018, p. 35). En otro lugar ya he dicho que las rutas de la seda son ante todo una metáfora historiográfica, una figura retórica de pensamiento donde lo representado guarda cierta relación de semejanza. Es la manera de nombrar uno de los fenómenos de trasmisión de saberes más importantes que se conocen en el mundo de las grandes manufacturas textiles y del comercio internacional en la historia, lo que nos puede ayudar mucho a estrechar vínculos culturales entre Oriente y Occidente. Esta es la primera conclusión importante del congreso. Hemos contribuido a visibilizar la diversidad de museos y culturas desde el entendimiento y la cooperación, juntándonos al margen de nuestra pertenencia a unos estados u otros, más allá del uso de unas lenguas u otras, y todo lo que aquí queramos añadir en el ámbito del diálogo de civilizaciones a través de la seda, porque este tema está claro que es un pozo inagotable de experiencias transculturales gracias sobre todo a su dimensión mundial (Franch y Navarro, coords. 2017, pp. 13 y 105). Queda claro que el futuro de los museos de la seda está en el turismo cultural, en su capacidad de conectarse en una red institucional propia, presencial o virtual, donde prime la dimensión educativa que deben tener estos espacios docentes informales. Nuestros museos deben estar atentos a las inquietudes de los públicos visitantes con talleres didácticos y programación temporal más allá de sus exposiciones permanentes, sin perder nunca de vista que tienen la obligación de estar al servicio de la sociedad para educar en valores fundamentales como el respeto al patrimonio, la recuperación de los oficios perdidos, la puesta en valor de los productos artesanales con materias y colorantes naturales, en definitiva, reconociendo de partida que el arte de la seda es una forma de cultura constructora de identidades sociales y patrimonios migrantes. Unas 15.000 personas siguieron el desarrollo del congreso a través de las redes sociales como puede comprobarse por la cifra de seguidores que tiene actualmente la página de Facebook de nuestro museo, en donde fuimos volcando noticias diarias del congreso, la exposición y las conferencias a través de un sitio web específico: www.congresoseda. com. Más de 40.000 personas visitan al año el Museo de la Seda de Valencia y muchas de ellas pudieron pasearse por la mencionada exposición de museos de la seda que estuvo en sus salas durante noviembre de 2018. El verdadero problema al que nos enfrentamos es encontrar el equilibrio adecuado entre nuestras ansias de hacer cosas e innovar y la necesidad de equipos consolidados de profesionales con formación adecuada para asumir retos. Un número mayor de visitantes en nuestros museos puede desbordar los parámetros de funcionamiento que tenemos ahora y, por consiguiente, hay que calcular las consecuencias que puede traer una programación descontrolada de actividades. Salta a la vista que los museos sederos son instituciones de dimensiones 22

RkJQdWJsaXNoZXIy NTQ2OTk=