MUSEOS DE LA SEDA / SILK MUSEUMS
se llevarán los visitantes del museo. En el caso de Caraglio no fue solo rehabilitar un edificio sino también restaurar los molinos hidráulicos de hilado de seda que albergaba en su interior, lo que supone un ejemplo muy atractivo para la arqueología industrial especializada en el análisis de las antiguas infraestructuras de producción. Todo ello me permite traer a colación el espíritu de un libro reciente que hemos publicado en 2018 con el título Rehabilitación arquitectónica del Colegio del Arte Mayor de la Seda de Valencia. La recuperación de un símbolo del esplendor de Valencia , en uno de cuyos textos de presentación (páginas 13- 14) insisto en que es un logro muy importante haber podido restaurar edificios de estas características, aunque el verdadero reto viene después cuando hay que dotarlos de contenidos que expliquen al público con la mayor claridad posible el contexto histórico en que surgieron, el porqué son como son y, de modo especial, quiénes los habitaron y qué hacían en su interior. Circunstancia esta última que en el caso del Museo de la Seda de Valencia sigue siendo real como la vida misma, puesto que la institución gremial pervive dentro y los colegiales trabajan y se reúnen en sus juntas de mayorales, como sucede también con la mismísima cofradía gremial del Colegio del Arte Mayor de la Seda que tiene como patrón a San Jerónimo y cuenta con más de quinientos años de vida ininterrumpida hasta el presente (Navarro y Martínez, 2016). El sexto estudio de este libro traza una breve historia de la sericicultura en Georgia para contextualizar mejor la trayectoria de uno de los museos de la seda más antiguos que conocemos, el State Silk Museum de Tbilisi. El texto es obra de Nino Kuprava, directora del museo. Nos recuerda que actualmente dicho museo alberga más de 40.000 objetos y 20.000 libros procedentes de 50 países del mundo. Esto quiere decir que trasciende sobradamente el ámbito local, regional o nacional para convertirse en un centro internacional del patrimonio sedero. Entre sus tesoros hay una colección única con más de 5.000 especies y variedades de capullos de seda. Además, está integrado en la red textil europea ( European Textile Network – ETN ) y cuenta entre sus dinamizadores con un grupo de artistas textiles de la propia Georgia ( Georgian Textile Group – GTG ). Su atención prioritaria a las directrices del Consejo Internacional de Museos (ICOM) hace que tenga unos programas educativos muy innovadores que incluyen talleres didácticos y proyectos de artistas contemporáneos relacionados con el mundo de la seda. Su objetivo esencial es cooperar con las escuelas y centros docentes de la región georgiana. Por esa razón este museo es uno de los más destacados en programación educativa para niños y adultos, con la puesta en marcha incluso de una escuela de verano para realizar diversas actividades formativas de la mano de artistas visuales. A la pregunta Textile as Art? ¿textil como arte? coincidimos en decir que sí con Nino Kuprava, que el textil como arte es un horizonte rico de posibilidades y que, por el caso que nos ocupa, la seda es arte y debe ser promovida como un medio potente para las prácticas artísticas contemporáneas. Desde hace siglos la corporación de sederos valencianos viene ostentando el título de Art de Velluters (1479) o el privilegio de llamarse Colegio de Artistas (1686), por no hablar de su relación posterior con la Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, fundada en 1768, cuando años después, en 1784, se integraron en ella los dibujos de flores y ornatos aplicados a los tejidos, debido a la importancia adquirida por la industria sedera durante las últimas décadas del siglo XVIII. 19
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