MUSEOS DE LA SEDA / SILK MUSEUMS
a la Sericulture Caucasian Station, otro centro de investigación científica y educativa que, más de un siglo después, se abre al futuro con proyectos de arte contemporáneo, residencia de artistas y múltiples talleres didácticos para escolares y adultos. Algunos museos estudiados por Huerta a partir de los materiales que recogió para la exposición son también monumentos importantes para el patrimonio histórico industrial europeo, como la fábrica de hilandería del siglo XVII que fue el Filatoio de Caraglio en el Piamonte o la fábrica sueca de Almagren que ahora también es museo. Más allá, nos encontramos con otras tipologías que invitan a la reflexión como el eco-museo del Líbano, donde se preserva la memoria colectiva de toda una región o el más grande de todos los museos de la seda, el China National Silk Museum, inaugurado en 1992 con 42.000 metros cuadrados de extensión y unos edificios que ocupan más de la mitad de esa superfície. Todo un magno escaparate del esplendor cultural de ese inmenso país que ha sido cuna de civilizaciones con una programación museográfica de alcance internacional que el gobierno chino impulsa decididamente hacia el futuro. La segunda ponencia que recogemos en este libro es la de José Luis Cenis, científico del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (IMIDA), sobre la citada Estación Serícicola de Murcia, primera y única institución española en su género. Desde 1992 a 1998 hubo un museo de la seda en las dependencias del actual IMIDA y tras una exposición retrospectiva sobre la seda en Murcia que se realizó en el Museo Arqueológico de la ciudad en 2017, dos años después de esto persiste el proyecto de crear un Museo de la Ciencia de la Seda que narre el aporte tecnológico y científico que ha habido en este ámbito desde los orígenes de la Estación Sericícola en 1892 hasta la actividad actual de los laboratorios del propio IMIDA, en los que la seda destaca como biomaterial en el campo de la medicina regenerativa. Dicho proyecto pretende desarrollarse en doble ámbito, a saber, presencial y virtual, con todo lo que ello nos hace pensar sobre la importancia crucial que tienen hoy los sitios webs o espacios virtuales de los museos tanto o más que sus propios edificios reales, con enormes posibilidades de alcance mundial para públicos innumerables a través de las redes sociales de internet. Había sido un gran desconocido hasta ahora sin duda el Museo de la Seda de El Paso en la isla de San Miguel de la Palma. Sin embargo, el tercer texto de este libro nos invita a conocer su historia y funcionamiento desde la perspectiva del turismo cultural, gracias a los contenidos que nos explica su autor, Juan De la Cruz, técnico en textiles e indumentaria tradicional de las Canarias. Está ubicado en el extremo occidental de esta particular ruta de los museos de la seda de la que aquí estamos hablando. Se inauguró en marzo de 2011 con el objetivo principal de recuperar ante el público las técnicas de producción, la tipología y la variedad de productos sederos de aquellas tierras insulares a través de procedimientos y modos de obraje que se remontan al siglo XVI. Este museo es, por lo tanto, de naturaleza etnológica y reivindica la tecnología sedera tradicional y la cultura material de esta bella isla del archipiélago canario. El Museo della Seta de Como en Italia protagoniza el cuarto estudio de este libro a cargo de su director Paolo Aquilini. Se trata de otro lugar de la memoria industrial vinculado al antiguo Istituto Tecnico Industriale di Setificio, fundado en 1868 en el centro de la ciudad de Como, lo que de nuevo invita a compararlo con esas estaciones serícicolas de la segunda mitad del siglo XIX que se crearon en el Cáucaso (1887) o en Murcia 16
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